sábado, 3 de marzo de 2012

好久不见!

¡Hola a todos!

好久不见!/Hao jiu bu jian/(¡Cuánto tiempo!) Ya va siendo hora de desempolvar esto. No hay excusa alguna que sirva para justificar mi ausencia, pero lo importante es que he vuelto. ¿No dicen que mejor tarde que nunca?

Pues bien, os voy a intentar resumir estos dos laaaaaargos meses de vacaciones.

一月(Enero)

Tras los exámenes, a mediados de enero estuve trabajando de profe en un campamento de inglés intensivo durante una semana. Fue una experiencia muy bonita. Éramos cuatro profesores extranjeros: dos estadounidenses, un neozelandés y yo. Los niños, de entre 11 y 23 años, nos adoraban: nos pedían autógrafos, se hacían fotos con nosotros, nos hicieron una entrevista... Fue alucinante. Incluso uno al que le dije que tenía voz de locutor de radio me recitó un poema en la ceremonia de clausura. Me puse rojita, rojita, jaja.

Algunas alumnas y yo

Ceremonia de clausura

Mis compañeros y yo nos quedábamos en la residencia china, donde no teníamos electricidad ni nada que hacer, así que nos íbamos por la noche a tomar algo a la ciudad vieja de Guandu. Preciosa, por cierto. Lo pasé fenomenal con los chicos. Los estadounidenses tenían esposas chinas y nos contaron un montón de anécdotas interesantes sobre las diferencias culturales. James, el neozelandés, y yo salimos una noche de fiesta y ahí empezaron las verdaderas vacaciones.

Mis compañeros y yo

Fuimos a su hostal, con pub incorporado, y me presentó al que sería mi aliado durante las noches siguientes hasta llegar a hoy: el 泡酒 /paojiu/, que es algo así como un licor muy dulce de vino. Esa noche conocí a Fraser, otro neozelandés muy apuesto y simpático, y a Kristina, una arquitecta danesa que había vivido en el país prohibido durante unos años y me contó historias muy interesantes sobre ese país. Básicamente salí noche tras noche con James y los demás y lo pasé de vicio, aparte de conocer a otros extranjeros interesantes.

 James y yo de fiesta

二月(Febrero)

Febrero ha sido de todo menos tranquilo. Del 3 al 10 estuve viajando por Guangxi (a este viaje dedicaré una entrada completa) y, cuando regresé, descubrí que habían entrado a robar en mi casa. No fue difícil pues, al ser un primer piso, habían roto las rejas con una sierra y se habían llevado el amor de mi vida: mi ordenador. Vino la policía y tuve que declarar para poner la denuncia. Fue un poco traumático porque el policía encargado del caso no sabía mandarín (o no quería hablarme en mandarín) y hablaba el “dialecto” de Kunming (1), así que yo no entendía casi nada.
                                                                                                                                                                                                       
Esa noche estaba totalmente acojonada y me fui a dormir a casa de una amiga, pero antes me encontré unas llaves que no eran de nadie que conociese, así que avisé al policía encargado de mi caso por si aportaban alguna pista y me dijo que se las llevase. Me esperaba en el campus de mi universidad, y allí estaba, en un coche negro vestido de paisano. Subí al coche, le di las llaves y le dije que me iba. Pero se ofreció a llevarme a casa de mi amiga. Tanto insistió que al final acepté. Lo que no esperaba era que empezara a hacerme preguntas comprometidas e intentara besarme. Ya veis, un cuarentón feísimo con anillo incluido. Le dije que me dejara en paz, se enfadó y me ordenó que bajara del coche. Tanto daba, ya estaba cerca de la casa de mi amiga. Desde ese momento supe que jamás iban a encontrar a los ladrones: todo era una treta para llevarme al catre. Menudo imbécil.

Julia, la otra española, se portó muy bien conmigo y me dijo que podía utilizar su ordenador mientras ella estaba de viaje y dormir en su cuarto unos días. Si no fuera por ese gesto, lo habría pasado bastante mal. Estaba claro que tenía que mudarme de aquel piso endemoniado, y mi compañera tailandesa pensaba lo mismo. La japonesa había desaparecido en combate por problemas que había tenido con la tailandesa en Bangkok. Un lío, vaya. Mi amigo Fraser me ofreció irnos a vivir juntos pero yo ya estaba planteándome irme a vivir al 宿舍/sushe/ (residencia china), que es extremadamente barato, así que hice los trámites oportunos y me mudé.

Por supuesto, yo seguí saliendo de fiesta como si nada, y he estado conociendo multitud de gente viajera e interesante.
Mis nuevos amigos de fiesta en The Hump

Cada día estoy más contenta de haber venido a China, a pesar del robo, y me dan escalofríos solo de pensar que me quedan dos meses y medio aquí. Quien me ha visto y quien me ve, vivir para ver (o venir para ver, en este caso). Tendré que planear algo para regresar, no cabe duda.

Por ahora, eso es todo. Ya os contaré más cosas más adelante.


(1) Recuerdo que en mi primer post en Kunming comenté que el dialecto de Kunming y el mandarín se parecían mucho porque pensé que el señor aquel me estaba hablando en dialecto. Craso error.

2 comentarios:

  1. wow..vaya aventuras tienes por ahi..me pasa a mi lo del ordenador y me mata.

    Por cierto, no habras estudiado TeI en Granada no? Es que me suenas de vista. Un saludo, espero que vaya todo bien.

    ResponderEliminar
  2. ¡Hola! Gracias por leer las tonterías que escribo, jaja. Sí que he estudiado TeI en Granada. ¿Tú también? ¿De qué año eres? Si eres de chino y estás pensando en venirte, no lo dudes ;) ¡Un saludo!

    ResponderEliminar