sábado, 10 de diciembre de 2011

鱼香肉丝

Hola a todos:

Siento no haber escrito en el blog desde hace más de un mes. My bad! Hace más de un mes que la rutina se me antoja aburrida, por eso no encontraba nada sorprendente sobre lo que escribir. Me resulta extraño que lo que hace dos meses y medio me resultase mágico se haya convertido en rutina.

Bueno, hoy voy a hablaros de comida. En China la comida es muy diferente según la zona. Hay ocho grandes escuelas, con sus respectivos sabores y manjares típicos. Os dejo aquí un enlace con más información, por si os interesa el tema: http://www.travelchinaguide.com/intro/cuisine_drink/cuisine/eight_cuisines.htm

Yunnan pertenece a la escuela del oeste y a los lugareños les encanta la comida picante. Los extranjeros no estamos acostumbrados a comer comida tan picante y muchos de mis compañeros de clase se han puesto muy enfermos tras comer algún plato típico, así que antes de pedir algo, siempre preguntamos: La bu la? (¿Está picante?).

Yo casi todos los días voy a merendar al 食堂 /shitang/ (comedor universitario) y casi siempre como arroz con pollo y verduras.

Como veis, soy una mujer de costumbres. A la hora de cenar, si voy a un restaurante, también pido siempre lo mismo, así que aquí ya me conocen bastante bien en los dos restaurantes a los que voy a menudo.

Aquí se pide de una forma peculiar. Hay una chica que se ocupa de cobrar. Le dices lo que quieres, te da un número y el ticket, que debes llevarlo a la cocina, y a los cinco o diez minutos o te traen el plato a la mesa o dicen tu número y vas a recogerlo. En las mesas normalmente hay un bote con palillos y a veces también hay un bote grande con agua y hortalizas dentro, de donde come todo el mundo, así que yo a eso ni me acerco, por si las moscas. A esto tengo que añadir que si no hay mesas libres te puedes sentar con algún desconocido, lo cual pasa casi siempre.

En uno de los restaurantes a los que voy pido siempre 鸡蛋苦菜吵饭 /jidan kucai chaofan/ (algo así como: arroz frito con huevo y hortalizas amargas). En ese restaurante el servicio es genial. Los cocineros-camareros son muy amables y la chica de la caja siempre está sonriendo y a los guiris que vamos a menudo nos tiene cariño. El sentimiento es mutuo.

En el otro restaurante al que voy siempre pido 鱼香肉丝 /yuxiang rousi/ (tirillas de cerdo al aroma de pescado), con arroz también, por supuesto. Es el plato más rico que he probado aquí. Se me cae la baba solo con ver la foto.

                                                                                                                   鱼香肉丝

No penséis que soy rica ni mucho menos. Es que un buen plato de cualquier cosa que te pidas te puede costar entre 70 céntimos y 1,20 euro. Y encima nos dejan llevar bebidas de fuera, así que yo voy siempre con mi botellita de agua por si está demasiado "la".

Por el momento, lo más "la" que he probado han sido unos 肉 米线 /rou mixian/ (fideos de arroz con carne) que a saber qué especias le habían echado. Lloré lo que no está escrito y encima no tenía agua. Al menos no me puse enferma. También me acuerdo de cuando fui a Guizhou de modelo y comí con unas bailarinas chinas. Aquello sí que era "la" de verdad. La otra española y yo teníamos la cara roja, la lengua a punto a estallar y hasta el agua y el arroz nos sabía picante después de comer aquel pollo endiablado. Milagrosamente, tampoco nos pusimos enfermas.

Para los que no les guste la comida china, hay McDonalds, KFC y Dicos (una mezcla entre McDonalds y KFC con precios bastante asequibles). Pero creo que no merece la pena ir a estos sitios si no echas mucho de menos Occidente, pues entre la gran variedad de comida china que hay, algo te gustará seguro (si es que no te gusta todo).

慢慢吃!

jueves, 3 de noviembre de 2011

Nongren

No sé si lo habréis oído, pero Yunnan es una de las zonas más pobres de China (hablando en términos económicos, pues en otras muchas cosas es muy rica). Yo soy de Extremadura, la zona más pobre de España, según las estadísticas. Sin embargo, yo en Extremadura jamás he visto lo que me atrevo a llamar "caras de pobreza".

Aquí a cada cuatro pasos te encuentras con un puesto de comida ambulante. Se compone de un gran fogón, ingredientes, una caja con dinero y, normalmente, una pequeña mujer morenita detrás con un delantal sucio y "cara de pobreza". Las caras de pobreza están tostadas por el sol, se caracterizan por una expresión de "Mi destino no está en mis manos" y, especialmente por la noche cuando hace frío, me provocan una horrible sensación de culpabilidad. Y diréis, ¿y qué culpa tienes tú? Bueno, puede que yo no sea la causante directa de esta situación, pero hace que se me remueva la conciencia acerca de lo injusto que es el mundo y por qué yo puedo elegir qué hacer con mi vida y ella no, simplemente por haber nacido en países distintos. En por qué ella tiene que estar a la intemperie pasando frío, aguantando a las multitudes y quemándose las manos con aceite, y yo estoy aquí paseando con mi abrigo, con la posibilidad permanente de volver a mi habitación calentita cuando me apetezca.

Quizás lo peor no sea el frío que pasan y sí la humillación a la que las somete la sociedad. No solo a ellas, también a todos los campesinos (nongren) de la zona. Muchos también venden fruta o frutos secos en la calle o, con suerte, en pequeñas tiendas. Los miran por encima del hombro como si estuviesen estorbando solo por llevar ropa vieja y sucia y por tener la piel especialmente morena (pues denota que se han pasado horas y horas en el campo). Aquí, sin embargo, la mayoría de la gente es muy morena, así que no se nota tanto la diferencia.



 De esta humillación no me había percatado hasta que me enfrenté a la reacción del chino con el que hacía intercambio lingüístico cuando le dije que mi padre era agricultor. "¡Ni se te ocurra decir eso por ahí! Aquí los agricultores están muy mal vistos. Son de la clase más baja." Me dijo. Mi asombro fue brutal. En Europa también había oído cosas similares, pero jamás nadie me lo había dicho de una forma tan directa. Le dije: "¿Crees que soy inferior a ti porque provengo de una familia de agricultores? Entonces debe doler que alguien así haya llegado más lejos que tú, ¿no?" Le dije sin pensármelo dos veces, con una sonrisa amplia. Quizás comprendió que estaba molesta y, por eso, no hizo ningún comentario al respecto.

A partir de entonces, comencé a fijarme en la gente que viene del campo a trabajar y en las mujeres que cocinan en la calle, con la cara triste y la cabeza gacha. Quizás lo que más me sorprende es que cuando les sonríes, ni siquiera te devuelven la sonrisa, como hace el resto del mundo en esta ciudad, porque están ausentes y cansadas, están hartas. Quizás piensan en que algún día su suerte cambiará o quizás simplemente en llegar a casa, estar con los suyos y dormir. Dormir hasta el día siguiente o el anterior, qué más da, si todos son iguales.

jueves, 20 de octubre de 2011

Hao de

(Aviso para lectores ávidos de conocimientos acerca de China: Esta publicación no contiene nada relevante culturalmente hablando.)

Llevo tres semanas en China y sigo igual de contenta que el primer día. No me ha dado el tan famoso “pekinazo”, también conocido como “kunmingazo” o “culture shock”, así que todo va viento en popa a toda vela.

La semana ha sido bastante intensa y ya he empezado con la rutina: clases, intercambios lingüísticos con chinos, búsqueda de trabajo, estudio, fiestas, comidas en el 食堂 (comedor universitario), cafés (o donuts) con amigos, Internet en el Rainbow Coffee, novelas coreano-tailandesas… En fin, de todo un poco.

El domingo nada más llegar de Lijiang quedé con un chino para hacer intercambio lingüístico. Sin embargo, como su inglés era mucho mejor que mi chino, el señorito aprovechaba para hablar en inglés todo el rato. Así que puerta, 再见! Para hablar inglés todo el rato me voy a Guirilandia o que me pague, ea.

El lunes empecé las clases y fue un poco duro al principio. Entendía más o menos la mitad y mis compañeros eran un poco rancios conmigo por ser la nueva, pero ya le he cogido el ritmo a las clases y los compis se han acostumbrado a mí (y a la de tonterías que digo), así que ahora son más simpáticos. De hecho, dos de mis compañeras de clase son también compañeras de "piso", una coreana y una tailandesa, y son geniales. La otra noche fuimos a cenar a un restaurante coreano y la comida estaba riquísima.

El miércoles (pasado) fue el día estrella. Le escribí un email de agradecimiento a Gab (mi profe de traducción de chino de estos dos años atrás) por llevar a Jose a darnos aquella charla, pues eso ha sido lo que básicamente me ha traído aquí, y me contestó tan amorosamente que de haber estado enfrente de él le habría dado un megaabrazo. Por si eso fuera poco, me llamaron de una oferta de trabajo de profesora de inglés a la que acababa de enviar el currículum, y me hicieron una entrevista el jueves. Después me llamaron diciendo que me habían elegido para dar una clase de prueba el sábado, lo cual fue una experiencia muy bonita.

Eran niños de 5 años, súper traviesos y sin tener idea de inglés. Lo peor era que no me dejaban hablar en chino para dar la clase, porque el objetivo era que se les acostumbrara el oído, así que tuve que hacer uso de dibujos y mímica para que me entendieran un poco. Dos de los niños no quisieron entrar porque estaban acojonados, creo que porque jamás habían visto a nadie tan pálida, alta y con los ojos así xD Creo que lo hice bien: les puse nombres ingleses, les enseñé las letras y los colores, y lo más importante, me prestaban atención y repetían lo que decía.

El viernes me llamó Jose para tomar un café, aunque se alargó hasta la cena. Me presentó a su novieta china, que es súper simpática y no habla nada de inglés. Gracias a que él hacía de traductor, pude hablar bastante con ella e incluso hacer bromas. Se cachondeaba porque mi respuesta a todo lo que me contaba era siempre “Hao de” (Algo así como: “Vale”, “Ah”) o “Tai hao le” (“Qué bien”, “Genial”).

El sábado fuimos a una fiesta de cumpleaños en casa de unos brasileños profesores de baile. Fue como trasladarme de repente a Brasil, ya que también había comida brasileña. Después fuimos a una fiesta latina en The Camel Bar y luego a Kundu, la zona de las discotecas. Primero fuimos a The Mask, donde había música en directo, era un pub modernillo, así que aproveché para darlo todo a mi manera; y luego fuimos a Babi, una discoteca de pachangueo, donde una china me hizo un placaje del quince. Vino directa hacia mí, me abrazó súper fuerte y la tuve que empujar para quitármela de encima. Me dijo algo así como “Sígueme”. Sí, claro, ahora mismo te sigo, loca. Aún no tengo claro qué quería. Otra me quería invitar a algo que estaba bebiendo así por las buenas. A todo esto solo puedo sacar mi lado cani y decir: Johnny, la gente está muy loca.

En cuanto al ligoteo la cosa no va mal. Por fin un sitio donde los hombres toman la iniciativa y no tienen miedo. Eso sí, estos se toma muy a pecho lo de que a base de insistir se consiguen las cosas, porque son pesados hasta decir “Basta” o “别打扰我吧” (“Déjame en paz”). La buena noticia es que se me está acostumbrando la vista, aunque siguen sin atraerme. Tiempo al tiempo.

Y esa ha sido, en resumen, mi primera semana. Espero no haberos aburrido mucho. Tengo preparadas publicaciones más interesantes de temas como la comida de Yunnan o cosas con las que te encuentras aquí a diario y que en España no verías en la vida.

lunes, 10 de octubre de 2011

Women dou you yi ge jia, mingzi jiao Zhongguo

Buenas a todos, me he pasado toda la semana viajando por la provincia de Yunnan con tres chicas que también estudian chino (Felicity, Gabriela y Julia). Hemos estado en Dali, Lijiang, Shangri-la y el Salto del Tigre, nombres que seguramente os suenen a chino, jejeje. Pues bien, me aseguraré de que no se os olviden de ahora en adelante, porque son lugares con un encanto difícil de encontrar.


Mis palabras resultan insuficientes para describir la belleza de tales lugares, así que os os la voy a mostrar a través de imágenes. También os comentaré las cosas que me han llamado la atención a lo largo del viaje.

Llegamos a Dali (大理) por la noche, pues estuvimos en un atasco durante cinco horas. Me entretuve haciendo reír a los niños chinos de los coches que iban al lado de nuestro autobús. Dali estaba iluminada por luces rojas y nuestra cena estuvo amenizada por un cantante callejero que cantaba y tocaba muy bien. Una chinita amiga de Gabriela nos llevó a probar la comida típica de Dali, que nos resultó riquísima, al igual que los dulces típicos. Por supuesto todos los chinos querían hacerse fotos con nosotros y yo me partía de la risa. Pronto tendré que empezar a llevar gafas de sol como los famosos.

Al día siguiente fuimos al lago Erhai y, tras regatear, nos montamos en una barca con un señor que remaba. El señor resultó ser encantador. Me puse a hablar con él y lo que no entendía me lo apuntaba en una libreta. Nos hicieron una foto y después me apuntó su dirección y su número de teléfono. Me dijo que le enviara la foto y me enseñó la única foto que tenía, pequeña y en blanco y negro, de cuando hizo la mili con sus compañeros. Enseguida entendí el valor de tal regalo y la ilusión que le haría recibirla.
 Lago Erhai 洱海湖


Un pescador del lago

Después fuimos a dar una vuelta por los alrededores y vimos muchos cultivos y agricultores trabajando duro al lado de templos preciosos. No dejábamos de cantar una canción que nos enseñó Gabriela: “Women dou you yi ge jia, mingzi jiao Zhongguo” (Todos tenemos un hogar, se llama China).
Templo al lado de cultivos

Fuimos a un pueblo perdido de la mano de Dios, donde todo el mundo nos miraba como si fuésemos alienígenas y luego fuimos a las Tres Pagodas.

Entrada a las Tres Pagodas

Por la noche, quedamos con unos amigos de mis compañeras de viaje que también estudian chino en Kunming. Fuimos a un pub de extranjeros donde tenían puestos a los Arctic Monkeys y luego fuimos a The Dali Hump, también lleno de extranjeros.
No tengo fotos de ese paraíso terrenal porque creo que estaba demasiado ocupada disfrutando del momento (mirando a todos los guiris guapos :P).

Al día siguiente partimos hacia Lijiang (丽江). Nos encontramos con dos chinos de Cantón que querían ayudarnos a encontrar el hostal pero que, más que ayudar, dificultaron la labor. Tuvimos chinos para rato. Me perdí con uno de ellos y casi me suicido porque su mandarín era feísimo y su inglés, incomprensible, así que no entendía nada de lo que decía. Al día siguiente nos estuvieron buscando durante todo el día. Nos decían por teléfono: “We are gonna find you, you need our help”. No sé cómo hicimos para no verlos más, pero fue todo un alivio.

Lijiang es muy turístico. La ciudad vieja estaba llena de chinos y de tiendas. Afortunadamente, Gabriela descubrió el parque donde están el puente y el templo de la fotografía que tengo puesta de salvapantallas y allí estuvimos bailando con un grupo de chinos.
 Templo

Puente

Lograr ir a aquel lugar era el objetivo de mi viaje, “turísticamente” hablando, así que ya estaba totalmente satisfecha. No imaginaba que lo mejor estaba aún por llegar.

Nunca antes había oído hablar de Shangri-la (香各理拉), así que no me esperaba gran cosa de ella. Fue llegar y ver los edificios de colores iluminados por el Sol y sentirme en la tierra prometida.
 Uno de los edificios de colores

Shangri-la se encuentra muy cerca del Tibet, por lo que presenta una gran influencia tibetana. Edificios coloridos, yaks, un gran monasterio, minorías étnicas, comida típica tibetana, templos budistas…
Niño montado en un yak

Oraciones budistas alrededor del templo

Templo budista
Panorama desde la plaza central de Shangri-la

Estuvimos bailando con unos chinos de la minoría étnica Naxi. Fue muy divertido. Era un lugar tan enigmático que me dieron ganas de quedarme ahí. Conocimos a unos indonesios geniales y pasamos casi todo el tiempo con ellos. Probamos la comida tibetana, y estaba rica, aunque a los que probaron la carne de yak y el té tibetano no les gustaron.

Al día siguiente fuimos al Salto del Tigre (虎跳峡), aunque yo no pude subir a la cima, porque estaba ya cansadísima, pero lo que vi me gustó muchísimo. El paisaje era espectacular.

El Salto del Tigre, efectivamente

Volví el sábado por la noche a Kunming. Me monté por primera vez en un "sleeper train" y me gustó, aunque yo era el mono de feria de todos los chinos con los que compartía litera :P

En definitiva, ha sido un viaje fantástico y espero poder volver a Shangri-la y a Dali en algún momento en el futuro. Se me han quedado muchas cosas en el tintero, pero las iré comentando en mis siguientes publicaciones. ¡Venid a China!

lunes, 26 de septiembre de 2011

"Wo juede Kunming hen mei"

Ya estoy en Kunming. Esto es tan increíble que tengo ganas de llorar de la emoción. Ahora entiendo por qué los ciudadanos de Hong Kong hablan de China como si no perteneciesen a ella. Esto es totalmente diferente de Hong Kong. A mi parecer, muchísimo más bonito.

Llegué ayer por la noche. En cuanto bajé del avión pude ver que aquí sí que podía respirar perfectamente al no haber tanta humedad en el aire. Vino a recogerme un chico que trabaja en la universidad y pude hablar con él durante unos minutos, así que me sentí muy aliviada al ver que el dialecto de Kunming no era tan difícil como pensaba. Es mandarín en toda regla.

Por el camino observaba la ciudad: tiendas por todas partes, luces de todos los colores, una cantidad de tráfico impresionante y carriles moto-bici al lado de la autopista. Me pareció espectacular, así que le dije al chico: “Wo juede Kunming hen mei” (“Kunming me parece muy bonito”).

Es muy difícil conducir aquí, hay pocas señales de tráfico para controlar tal cantidad de coches en circulación, por lo que echan mano de la bocina siempre para abrirse paso. Los coches son bastante viejos. De hecho, el coche del chico era igual al que tenía mi padre hace unos veinte años.

Comparto habitación con una chica suiza, y un WC occidental (el chino es simplemente un agujero en el suelo) y una ducha china (adivinad cómo es) con otros cuatro estudiantes. La puerta de la ducha es bastante más baja que yo, así que cualquiera que entre en el baño puede ver cómo me ducho. ¡Pasen y vean! Lo peor es que no tenemos Internet.

Esta mañana decidí dar una vuelta por los alrededores. Por la calle todo el mundo me mira, así que intento sonreír siempre. De hecho, eso es algo que me sorprende mucho de aquí: mientras que en España la gente va con caras largas por la calle, aquí todo el mundo sonríe.


Estuve en la Facultad, en el Banco Chino (中国银行), donde había dos polis con porras (eso es seguridad y lo demás es tontería), en un supermercado y, caminando, llegué a un barrio tradicional muy bonito.

Aquí la gente no habla inglés, lo cual es muy ventajoso a la par que duro para mí. Tengo la necesidad constante de buscar en el diccionario palabras, porque tengo mucha falta de vocabulario. He descubierto que ellos me entienden perfectamente cuando hablo chino pero a mí me cuesta muchísimo entenderlos a ellos. Paciencia.

Ya haré fotos y las subiré. Es todo tan fascinante y diferente que no sé por dónde empezar.

Todo parece un sueño. Aún no me creo que esto sea real. Las calles, las tiendas, la gente, el modo de actuar… Tengo la necesidad de explicar lo que estoy viviendo pero es imposible plasmar la magia que se siente, es algo que hay que vivir para entenderlo.

P.D.: Siento escribir tanto, poco a poco iré recortando a medida que me vayan sorprendiendo menos cosas, jeje.

domingo, 25 de septiembre de 2011

"Zhe ge shi wo de"

Estoy en China oficialmente, aunque en Hong Kong se hable de China como un país aparte. En 20 minutos subiré al avión que me lleva a Kunming, así que tengo tiempo para escribir un poco. Empecemos desde el principio.

Salí de mi casa a la 1:00am y llegué a Madrid a las 6:00am. Se me hizo muy duro despedirme de mi madre. Ahí fue cuando empecé a tener la sensación de que me iba muy lejos y por mucho tiempo. Más vale tarde que nunca, ¿no?

En el aeropuerto me tomé un café con un amigo y me subí al avión que me llevaría a Moscú. La mayoría de mis compañeros de vuelo eran rusos, pero había algunos chinos también. Afortunadamente, me tocó sentarme junto a tres chinos. El que estaba a mi lado estaba intentando abrocharse mi cinturón de seguridad, así que pensé que era el momento de empezar a poner en práctica mi triste pero existente chino. "Zhe ge shi wo de" ("Este es el mío"), le dije sonriendo. Me preguntó que si hablaba chino y le dije que un poco. Estuve hablando con él y con sus dos acompañantes en chino durante el vuelo, porque no tenían ni idea de inglés. Me costaba entenderlos a veces, pero ellos parecían entender todo lo que yo decía. Eran de Shanghai y también iban a Hong Kong, pero en el vuelo de Moscú a Hong Kong no tuve la oportunidad de verlos.

Moscú y los trabajadores del aeropuerto tenían un aspecto bastante siniestro, pero en cuanto llegué a la puerta de embarque estuve rodeada de chinos otra vez. Todos me miraban. Esa fue la primera vez. Ahora ya estoy acostumbrada y solo llevo un día aquí.

El avión de Hong Kong a Moscú era de lujo. Teníamos videojuegos y películas y tuve la suerte de que esta vez también se sentó a mi lado una china muy simpática. Era de Taiwán y a esta me costaba mucho más entenderla, pero también hablábamos a veces.

Mi amiga Kaki me esperaba en Hong Kong. Le dije que no viniera a recogerme al aeropuerto, que yo cogía el bus hacia su casa y así fue. Me gustó el Hong Kong que vi desde el bus. El contraste entre edificios tan altos y el mar me resultó interesante. Parecían complementarse bastante bien. Cuando llegué a su barrio, me pareció un lugar tan extraño que pensé que estaba soñando. Las paradas de bus, el restaurante de comida rápida local, el olor a comida, la humedad y las montañas tan pobladas de árboles. Eso y que, de nuevo, todos los chinos me estaban mirando. Mi amiga no llegaba y empecé a preocuparme. Tan lejos de mi casa y sin saber qué hacer o adónde ir. Al fin, conseguí contactarla y vino a por mí.

El barrio de mi amiga.

Llegué cansadísima a su casa, pues llevaba dos noches sin dormir, pero después de dos horas hablando de nuestras cosas nos fuimos a ver la ciudad. Todo el rato tenía la sensación de que no podía respirar bien. Íbamos a ver el Gran Buda. Para ello teníamos que cambiar de estación unas 6 veces. La cantidad de chinos que había en cada tren era increíble y me sentí muy agobiada. En el 5º tren, empecé a sentirme muy mal y me mareé. No sé si fue porque no había comido en más de 8 horas, porque había más de 100 chinos en el vagón o porque no había dormido en dos noches, pero me caí . Pararon el tren y todo. Gracias a Dios, solo estuve inconsciente durante unos segundos, según mi amiga, nos bajamos del tren y tomé un poco el aire. Finalmente decidimos ir a comer y no ir al Gran Buda, pues yo no estaba en mi mejor momento. Cuando recuperé el conocimiento, antes de abrir los ojos, deseé con todas mis fuerzas que todo esto fuese un sueño, pero en cuanto abrí los ojos, vi a varios chinos a mi alrededor preguntándome que si estaba bien. Tenía que ser fuerte.

En Hong Kong, todo el mundo habla cantonés y escribe chino tradicional, así que no podía entender nada cuando hablaban ni entender la mayoría de nombres de las paradas de tren o autobús, aunque debajo llevaban su transcripción en inglés.

Tras comer, me sentí mucho mejor y estuvimos viendo parte de la ciudad. Me gustaron los edificios iluminados de noche y las calles con las señales luminosas. Nos montamos en un ferry desde donde había unas vistas preciosas y a las 20:00 me fui a dormir porque no aguantaba más.

Una de las calles de Hong Kong.

He dormido más de 12 horas y ya estoy de nuevo en el aeropuerto, esperando el avión para Kunming. Me siento totalmente recuperada y con muchas fuerzas. A ver qué me depara mi nuevo destino.

martes, 13 de septiembre de 2011

Post de prueba

Estoy aún en España. Me voy a Oriente en 10 días. Llego a Hong Kong el día 24 por la mañana. Me hospedaré un día en casa de una amiga y el día 25, domingo, parto hacia Kunming, la ciudad que me acogerá durante unos meses.

Gracias a los blogs de dos de mis compañeras, llegaré con un poco menos de incertidumbre, pues ellas ya han experimentado lo que yo tendré que experimentar en unas semanas.

Dejo este post de prueba. Aquí será donde contaré mis vivencias bien para desahogarme bien para mantener a mis amigos informados sobre cómo va esta gran aventura.