domingo, 25 de septiembre de 2011

"Zhe ge shi wo de"

Estoy en China oficialmente, aunque en Hong Kong se hable de China como un país aparte. En 20 minutos subiré al avión que me lleva a Kunming, así que tengo tiempo para escribir un poco. Empecemos desde el principio.

Salí de mi casa a la 1:00am y llegué a Madrid a las 6:00am. Se me hizo muy duro despedirme de mi madre. Ahí fue cuando empecé a tener la sensación de que me iba muy lejos y por mucho tiempo. Más vale tarde que nunca, ¿no?

En el aeropuerto me tomé un café con un amigo y me subí al avión que me llevaría a Moscú. La mayoría de mis compañeros de vuelo eran rusos, pero había algunos chinos también. Afortunadamente, me tocó sentarme junto a tres chinos. El que estaba a mi lado estaba intentando abrocharse mi cinturón de seguridad, así que pensé que era el momento de empezar a poner en práctica mi triste pero existente chino. "Zhe ge shi wo de" ("Este es el mío"), le dije sonriendo. Me preguntó que si hablaba chino y le dije que un poco. Estuve hablando con él y con sus dos acompañantes en chino durante el vuelo, porque no tenían ni idea de inglés. Me costaba entenderlos a veces, pero ellos parecían entender todo lo que yo decía. Eran de Shanghai y también iban a Hong Kong, pero en el vuelo de Moscú a Hong Kong no tuve la oportunidad de verlos.

Moscú y los trabajadores del aeropuerto tenían un aspecto bastante siniestro, pero en cuanto llegué a la puerta de embarque estuve rodeada de chinos otra vez. Todos me miraban. Esa fue la primera vez. Ahora ya estoy acostumbrada y solo llevo un día aquí.

El avión de Hong Kong a Moscú era de lujo. Teníamos videojuegos y películas y tuve la suerte de que esta vez también se sentó a mi lado una china muy simpática. Era de Taiwán y a esta me costaba mucho más entenderla, pero también hablábamos a veces.

Mi amiga Kaki me esperaba en Hong Kong. Le dije que no viniera a recogerme al aeropuerto, que yo cogía el bus hacia su casa y así fue. Me gustó el Hong Kong que vi desde el bus. El contraste entre edificios tan altos y el mar me resultó interesante. Parecían complementarse bastante bien. Cuando llegué a su barrio, me pareció un lugar tan extraño que pensé que estaba soñando. Las paradas de bus, el restaurante de comida rápida local, el olor a comida, la humedad y las montañas tan pobladas de árboles. Eso y que, de nuevo, todos los chinos me estaban mirando. Mi amiga no llegaba y empecé a preocuparme. Tan lejos de mi casa y sin saber qué hacer o adónde ir. Al fin, conseguí contactarla y vino a por mí.

El barrio de mi amiga.

Llegué cansadísima a su casa, pues llevaba dos noches sin dormir, pero después de dos horas hablando de nuestras cosas nos fuimos a ver la ciudad. Todo el rato tenía la sensación de que no podía respirar bien. Íbamos a ver el Gran Buda. Para ello teníamos que cambiar de estación unas 6 veces. La cantidad de chinos que había en cada tren era increíble y me sentí muy agobiada. En el 5º tren, empecé a sentirme muy mal y me mareé. No sé si fue porque no había comido en más de 8 horas, porque había más de 100 chinos en el vagón o porque no había dormido en dos noches, pero me caí . Pararon el tren y todo. Gracias a Dios, solo estuve inconsciente durante unos segundos, según mi amiga, nos bajamos del tren y tomé un poco el aire. Finalmente decidimos ir a comer y no ir al Gran Buda, pues yo no estaba en mi mejor momento. Cuando recuperé el conocimiento, antes de abrir los ojos, deseé con todas mis fuerzas que todo esto fuese un sueño, pero en cuanto abrí los ojos, vi a varios chinos a mi alrededor preguntándome que si estaba bien. Tenía que ser fuerte.

En Hong Kong, todo el mundo habla cantonés y escribe chino tradicional, así que no podía entender nada cuando hablaban ni entender la mayoría de nombres de las paradas de tren o autobús, aunque debajo llevaban su transcripción en inglés.

Tras comer, me sentí mucho mejor y estuvimos viendo parte de la ciudad. Me gustaron los edificios iluminados de noche y las calles con las señales luminosas. Nos montamos en un ferry desde donde había unas vistas preciosas y a las 20:00 me fui a dormir porque no aguantaba más.

Una de las calles de Hong Kong.

He dormido más de 12 horas y ya estoy de nuevo en el aeropuerto, esperando el avión para Kunming. Me siento totalmente recuperada y con muchas fuerzas. A ver qué me depara mi nuevo destino.

2 comentarios:

  1. Eres valiente Rachel,

    No muchas personas se atreverían a ir a vivir a otro pais europeo casi con lo puesto y sin entender el idioma, mucho menos se atreverían con China !

    Seguro que saldrá todo bien y ampliarás horizontes. :)

    Besos

    Juan

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  2. Raquel!
    Me ha gustado mucho leer como ha sido tu llegada, el viaje, y los pequeños detalles que has ido contando de tus impresiones en cuanto al lugar...
    Nos gustará seguir leyéndote =)

    Un besito!!

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